Escrito por: Wenndy Concha M., Alejandra Jara H., Universidad del Bío-Bío, Chile.
El tema de la perspectiva del género en la educación, ha sido un tema contingente desde que las mujeres comenzaron a salir del hogar para ingresar a los distintos establecimientos y niveles educativos, es por lo tanto imprescindible para la labor docente, informarse acerca de este tema, y las implicancias que genera en alumos/as y profesores dentro de las aulas. En el 2005, se encuentran publicados una cantidad de artículos en relación con el tema ya nombrado, que es considerable. Uno de los más interesantes, es el de Flores Bernal (p.27) quien nos señala que: “A medida que se resuelven las dificultades de integración de las mujeres en la educación, el problema pasa a ser, no de cuantas mujeres estudian, sino, de cuál es la calidad de la educación”, dando a entender que el problema de la mujer en el área educacional a cambiado de prisma: ya no se coloca en duda la conveniencia de que estas asistan a clases, el problema viene a ser “que” educación se les entrega; siguiendo la misma línea, nuestra autora aclara que: “Si bien existen escasas diferencias formales en los programas educativos de hombres y mujeres, los mecanismos de discriminación, se relacionan con el contenido sexista de los textos escolares, con los materiales didácticos y con la relación del profesorado con sus alumnos , lo que reproduce roles y concepciones discriminatorias de la mujer” (p.27) Dándose a entender así, que en conflicto de la educación femenina, paso de ser algo explicito, a algo intrínsecamente implícito en el currículum educacional.
El tema de la perspectiva del género en la educación, ha sido un tema contingente desde que las mujeres comenzaron a salir del hogar para ingresar a los distintos establecimientos y niveles educativos, es por lo tanto imprescindible para la labor docente, informarse acerca de este tema, y las implicancias que genera en alumos/as y profesores dentro de las aulas. En el 2005, se encuentran publicados una cantidad de artículos en relación con el tema ya nombrado, que es considerable. Uno de los más interesantes, es el de Flores Bernal (p.27) quien nos señala que: “A medida que se resuelven las dificultades de integración de las mujeres en la educación, el problema pasa a ser, no de cuantas mujeres estudian, sino, de cuál es la calidad de la educación”, dando a entender que el problema de la mujer en el área educacional a cambiado de prisma: ya no se coloca en duda la conveniencia de que estas asistan a clases, el problema viene a ser “que” educación se les entrega; siguiendo la misma línea, nuestra autora aclara que: “Si bien existen escasas diferencias formales en los programas educativos de hombres y mujeres, los mecanismos de discriminación, se relacionan con el contenido sexista de los textos escolares, con los materiales didácticos y con la relación del profesorado con sus alumnos , lo que reproduce roles y concepciones discriminatorias de la mujer” (p.27) Dándose a entender así, que en conflicto de la educación femenina, paso de ser algo explicito, a algo intrínsecamente implícito en el currículum educacional.
Citando a Bourdieu, Flores Bernal señala: “cuando dichas definiciones de lo femenino y lo masculino no son modificables, los efectos de estas construcciones en nuestra cultura y en la sociedad en general, son los de la violencia simbólica” (p.30), Incluyendo así el concepto de violencia simbólica (formas de violencia no ejercidas directamente mediante la fuerza física, sino a través de la imposición por parte de los sujetos dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo, de los roles sociales, etc.) En este tema; “violencia simbólica” es el concepto que engloba a la perfección el problema que sufre el género femenino, en este caso, en el área educativa, pero a nivel macro, en todos los espacios sociales. Flores Bernal, hace hincapié en este punto, señalando que: “El contexto escolar constituye uno de los espacios que más poderosamente influye en la identidad personal de hombres y mujeres y en su proyecto de vida” (p.33). Más adelante la autora hace referencias al curriculum oculto y a la preferencia (supuesta) de los docentes por los alumnos varones, para concluir que: “solo un concepto de igualdad construido desde el reconocimiento de la diferencia individual, con independencia del género permitirá el desarrollo de las potencialidades y la expresión de la riqueza propia de los seres humanos, sin limitaciones derivadas de su sexo” (p.45).
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[Original en: licentiare.wp]