En un mundo cada vez más globalizado, la creciente interrelación entre sociedades y personas ha hecho resaltar más las diferencias entre ellos, dándose de una forma progresiva la discriminación tanto individual como grupal. Es así como todo aquel que no calce con la “moda” es separado de la mayoría, quedando de manifiesto también la existencia de países que han sido marginados del proceso globalizador, habiendo más de la mitad de los habitantes del planeta que nunca han hecho una llamada telefónica.
No es raro ver como las personas se autodenominan patriotas o chilenos, defendiendo los mismos valores que se defienden en EE.UU., que no son para nada nuestros; como la libertad de expresión y de imprenta. Es por esto que el “progreso” chileno se da a través de la historia por medio del plagio a países según nosotros más desarrollados y mejores, incorporándose costumbres de estas sociedades, con el fin de parecer ante el mundo un país más como ellos que como nosotros mismos.
Es por esto que se puede deducir que los pueblos pierden identidad y se produce la lucha de éstas a nivel global, ganando la que es copiada más veces.
Como ya había mencionado también desencadena un grado muy fuerte de discriminación de diversos tipos, las cuales muchas veces nos limitan, siendo la estética y sexual las más crudas.
Un ejemplo claro de éstas se da en segmentos del país que se supone deberían conservar la identidad nacional; como lo son las FF.AA. y de orden, con una serie de exámenes al postulante que miden la blancura, estatura, simetría facial, armonía corporal, etc. (con una mirada extranjera). Y para que decir de la excluyente pregunta en sus exámenes psicológicos: “¿siente atracción por su mismo sexo?”, creo que queda más que claro.
Una persona que sufra cualquier tipo de discriminación desencadenada por la etapa social en la que vivimos deja de sentirse chileno y comienza a identificarse con países donde se sienta más integrado. Cosa que debemos parar, somos un país desde el principio caracterizado por la mezcla de varios aspectos, por lo cual hay pocas cosas que podemos adjudicar como nuestras y en su mayoría provienen de los pueblos originarios que discriminamos.
Ya basta de aparentar ser liberales y seguir siendo un pueblo retrógrado, debemos avanzar hacia la aceptación de nosotros mismos y si optamos por seguir en el camino del plagio, pues bien, ¡entonces plagiemos lo bueno!
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Enviado por: Lindsey Balagué, estudiante de Pedagogía en Educación Física. Universidad del Bío-Bío, Chile.
