Es cierto lo que dice el sentido común que no solo se ha de vivir trabajando o estudiando todo el tiempo, sino que también hay que darse tiempo para recrearse, hacer deporte, salir a fiestas, ir de shopping buscar distintos pasatiempos para despejar el cuerpo y la mente. Pero qué pasa cuando ese pasatiempo se transforma en dos entes; persona y Facebook.
Facebook en los últimos años se ha transformado en una de las páginas de internet más visitadas a nivel mundial incluso con más de 130 millones de usurarios y ha llegado a superar a google en cuanto a visitas en E.E U.U, incluso en parte de nuestra rutina diaria, siendo catalogado como un pasatiempo.
Sin embargo hasta qué punto estar frente a la pantalla en Facebook es bueno, en qué momento nos ponemos a pensar que consecuencias trae esta actividad, cuánto tiempo nos demanda estar “chateando” revisando “muros” subiendo fotos a nuestro “perfil” , escribiendo nuestros estados de animo, o saludando a otros por su cumpleaños.
Ciertamente no lo hacemos sino que es como si fuera parte normal de nuestra vida y no nos detenemos a pensar que estas conductas se pueden transformar en una adicción provocada por bajo autoestima o la simple necesidad de aprobación del ser humano, esa simple necesidad de que la otra persona te tenga en cuenta colocando algún comentario, esto suele ser el incentivo de que los adictos estén continuamente revisando su perfil.
Ciertos estudios han coincidido que el termino vicio provoca relaciones afectivas en los adictos, pero el que la persona lo vea como una enfermedad es estar aceptando que tiene que buscar algún tipo de solución a esto, o es estar aceptando que tiene una adicción, cosa que socialmente considerarse vicioso o adicto a algo es motivo de vergüenza y rechazo.
En qué momento podemos reconocer que tenemos una adicción a esta red social, somos verdaderamente capaces de darnos cuenta que el estar frente al computador horas y horas no es normal, que cuando esto interfiere en nuestras actividades de un modo significativo es cuando se puede considerar estas conductas como algo severamente patológico, asunto que es considerado a mi gusto algo preocupante, ya que no puede ser que una red social nos tenga tan dependientes de ella dejando de lado nuestros quehaceres habituales y provocando alteraciones comporta mentales al uso excesivo de esta, tales como culpa, deseos intensos de estar conectado a ella el mayor tiempo posible, pérdida de control del tiempo etc.
Muchos podrían debatir entre ver esta actividad como un hobby o pasa tiempo en vez de una adicción, pero a mi parecer la línea que separa a estos es muy delgada ya que los problemas surgen cuando se traspasa el uso de la tecnología y aparecen las consecuencias derivadas directamente de la actividad.
Y cuando esta red desaparezca, qué pasara con todas aquellas personas que invirtieron tiempo, que sintieron esa necesidad de estar “conectados” siempre, qué harán con los horas que les “sobraran”.
Este tema sin duda estará en la palestra siempre y cuando no seamos conscientes de las consecuencias de nuestro actuar. Hoy en día es esencial que sepamos de estos tipos de adicciones, y que seamos capaces de cuidar a nuestros alumnos de esto, ya que ellos son los que están más expuestos a la red, sin ser controlados por los padres ni mucho menos tratando este tema en el aula.
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Escrito por: Katerinne Constanza Inostroza Salazar, estudiante Pedagogía Educ. Gral. Básica. Universidad de Bío-Bío, Chile.