Aproximación a un análisis semiótico en dibujos de niños

Por: Rayen Bozo P., Denisse Bahamondes G., María Paz Contreras S., Constanza Gallegos M., Ped. General Básica. Universidad del Bío-Bío.
Para introducirnos en el concepto de la semiología no es fácil hallar una definición clara, podríamos ahondar un poco en los orígenes de la palabra para sacar algunas conclusiones. Mucho antes de que el término "semiótica o semiología" fuera utilizado ya se encontraban investigaciones al respecto de los signos. Estos orígenes se confunden con el de la propia filosofía, ya Platón definía el signo en sus diálogos sobre el lenguaje; en particular por afirmar que los nombres y las ideas no coinciden en su relación cercana, ya que los nombres (que no tienen significado no forman parte del discurso) además que los signos lingüísticos son instrumentos para representar cosas. Mientras que Aristóteles fue el primero en utilizar conscientemente la palabra “signo” con el sentido moderno de una cosa que “remite a otra”, su idea de signo consiste en una relación que implica tres elementos: “los símbolos gráficos o fónicos”, “las pasiones del alma” y “las cosas”.
Hoy en día circulan varias definiciones de semiótica que, de hecho, corresponden a otros tantos proyectos, diversos entre sí. Para Pierce semiótica es “la doctrina de la naturaleza esencial de las variedades fundamentales de toda posible semiosis”; para De Saussure, se trata de “una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social” a la que propone que se dé el nombre de “semiología”. Para Erik Buyssens, en cambio, se trata del “estudio de los procesos de comunicación, es decir, de los medios utilizados para influir a los otros y reconocidos como tales por aquel a quien se quiere influir”, la llama semiología. Mientras Ch. Morris define la semiótica como una “doctrina comprensiva de los signos”; para Umberto Eco “es una técnica de investigación que explica de manera bastante exacta cómo funcionan la comunicación y la significación”. 
Más allá de la significación semiológica o semiótica, lo importante es adoptar esta última como una práctica analítica. Una cuestión importante, es qué significa en concreto, para cada uno de estos proyectos, la expresión “hacer semiótica”: qué significa saber, realizar un “análisis semiótico” de un determinado texto, sea verbal o no, según la idea que cada uno de ellos se hace sobre la disciplina. Por lo general, parece existir un acuerdo en que el análisis semiótico no es un acto de lectura, sino, más bien, un acto de exploración de las raíces, condiciones y mecanismos de la significación. Cómo está hecho el texto para que pueda decir lo que dice. “Hacer semiótica” significa no sólo identificar los distintos componentes de la semiosis, sino clasificar los distintos tipos de signos y analizar su funcionamiento en sus diferentes niveles. 
Es por esto que decidimos enfocar nuestra investigación hacia una mirada pedagógica, ahondando en el dibujo como recurso semiológico y sus intentos iniciales por formar signos. 
Para esta investigación partimos de ciertas bases que nos entregan otros estudios, tanto de la comunicación como de otras disciplinas. Sabemos que el niño dibuja lo que conoce, lo que ha aprendido, lo que ha interpretado, lo que ha convertido en fantasía y que percibe e interpreta el mundo que le rodea de manera subjetiva e individual y responde al mismo, en función de sus propias actitudes, intereses, aptitudes, hábitos, deseos o estados de ánimo. Todos estos factores biológicos, sociales, culturales y simbólicos propios de cada cultura, determinan la forma y el fondo de su discurso al momento de dibujar sobre algo. Es aquí donde radica la riqueza del dibujo infantil como objeto de estudio para el análisis de esta investigación.
Todos los signos están compuestos de significados; las actividades que realizan los niños poseen una gran variedad de signos , ya sea desde actividades básicas como el garabateo hasta las más complejas como la pintura, las que suponen un significado que en principio no tienen la intención ni la capacidad para representar formas, figuras u objetos, pero que aun así permiten explorar algunos detalles de la afectividad de los más pequeños, para que luego cuando tienen un mayor desarrollo biológico y social los utilicen o interpreten como un modo de comunicación. 
Los niños entran a la escuela con la capacidad emergente de formar representaciones pictóricas y escritas que reflejen sus modelos prácticos del lenguaje escrito y las maneras en que los aprovechan para mediar sus actividades (Owocki y Goodman, 2002). Aun para 1 ó 2 años de edad, un niño puede usar marcadores, lápices o crayones para hacer marcas en una hoja de papel y luego dársela a sus padres como carta personal. A medida que los niños desarrollan la motricidad fina, llegan a controlar mejor sus marcas y pueden empezar a retratar a sus familiares y escribir formas parecidas a letras (Baghban, 2007). 
Cada dibujo es un discurso, por el cual el niño se expresa y nos comunica algo. Dibujar es un medio para alcanzar un fin, una herramienta que nos ayuda a resolver problemas, crear nuevas ideas y ayudar a la comunicación. ¿Qué es lo que quieren comunicar los niños al dibujar?, todo dibujo representa una abstracción, un lenguaje en tanto que maneja aquello que se percibe como real, no la realidad misma. 
El dibujo actúa como el reflejo de la mente visual. En su superficie podemos ensayar, probar y desarrollar el producto de nuestra visión. El niño siempre dibuja para alguien, aunque ese alguien puede ser él mismo o una persona que no esté presente. El dibujo es una forma de expresar mensajes de una persona a otra. Por lo general, de acuerdo al esquema teórico clásico, la comunicación incluye un emisor, un receptor, un canal, un mensaje y la correspondiente retroalimentación. 
En el dibujo, el emisor y el mensaje puede ser uno solo a la vez, detalle que hace única a la materia que tratamos en el esquema de la comunicación. Con frecuencia, el dibujo mismo es el emisor. El simple hecho de mirar un dibujo es suficiente para recibir un mensaje, y el dibujo en si un mensaje observable. 
Se ha escrito mucho sobre el dibujo infantil, pero con frecuencia se han olvidado o despreciado algunos de sus aspectos más importantes. Para los pedagogos los aspectos de inteligencia y motricidad son los más relevantes al momento de considerar al dibujo como instrumento de medida. En el caso de los psicólogos, éstos centran su atención en el dibujo por su riqueza como instrumento para el psico-diagnóstico o como medio de expresión de sentimientos. 
La expresión plástica, dentro del lenguaje visual, está vinculada a las distintas etapas por las que atraviesa el individuo y que, pese a estar sometida a modelos predeterminados, devela una percepción subjetiva de su entorno, es decir, una especial forma de ser. 
La manera de dibujar de los niños transita diferentes etapas mientras estos evolucionan en cuanto a su edad. De manera generalizada se han identificado etapas de acuerdo a la edad de los niños y su manera de dibujar, en esta ocasión es la clasificación de Viktor Lowenfeld (1949) con su obra “desarrollo de la capacidad creadora”. 
La primera etapa que el establece es la etapa del Garabateo, esta comienza cuando toman por primera vez un lápiz, alrededor de los 2 y 4 años, aproximadamente, los niños atraviesan tres momentos diferentes. Primero dibujan garabatos sin control motor, otros solo con coordinación motriz longitudinal y garabateo circular con variación de control, también garabateos con nombre que suponen el paso del pensamiento kinestésico al imaginativo. Aun no hay representación del espacio ni de la figura humana, más que solo la de la imaginación cuando este le atribuye nombre a sus garabateos. 
Luego viene la etapa pre esquemática que se da aproximadamente de los 4 a los 7 años y se caracteriza por el descubrimiento de relaciones entre la representación y la cosa representada, buscan un concepto para dibujar la figura humana utilizando constantes cambios en los símbolos, en esta etapa aún no se establece orden de los dibujos en el espacio. En esta etapa el color es guiado por la emocionalidad y sus deseos, no por la realidad. 
Continua la etapa esquemática que va de los 7 a los 9 años donde ya definen formas y los conceptos se convierten en esquemas mediante la repetición, en cuanto a la representación de la figura humana ya hay conceptos dependiendo del conocimiento activo y de las características de la personalidad, también expresan los esquemas humanos mediante líneas geométricas, además comienzan utilizar la línea de base y establecen una relación entre el color y el objeto. 
La etapa esquemática da paso a la etapa del realismo, que es el periodo que va desde los 9 a los 12 años de edad, en esta etapa hay una mayor conciencia del yo, alejándose de los esquemas y de las líneas geométricas, la línea de base va desapareciendo porque se empieza a concebir al suelo como un plano y lo que era la línea de cielo pasa gradualmente a ser la línea de horizonte. Las representaciones de la figura humana presentan mayor rigidez además de incorporar a sus dibujos el uso de vestimenta y diferenciar entre niñas y niños. 
A los 13 años los niños están en la etapa del pseudo-naturalismo, la que tiene como características que el dibujo tenga una perspectiva espacial y que la figura humana se ha haya complejizado incluyendo en esta los rasgos sexuales correspondientes, también tiene como característica que el desarrollo artístico del dibujo continuará en la medida en que el niño esté interesado en él, donde además el producto final será más valorado que antes. 
Si ampliamos un poco más nuestra investigacioncita nos hacemos otra pregunta, de qué manera influye la televisión, en la modo que tienen los niños de ver el mundo, es esta el reflejo de su propia imagen social, plasmado a su vez en lo que los niños dibujan. 
Los niños entre 4 y 12 años de edad pasan más de 900 horas al año frente al televisor, cantidad de horas similar a la que pasan en las escuelas; los niños ven más televisión que los adultos y la consumen desde el principio de su vida consciente, en una época de formación física, desarrollo mental y creación de hábitos y actitudes. (Vázquez, Matilla, 1981). 
Cuando nuestro imaginario colectivo proviene de la televisión son otros los que deciden qué debemos saber y qué debemos ignorar. El lenguaje audiovisual de la televisión es parte integrante de los procesos de desarrollo cognoscitivo del niño y lo acompaña en su crecimiento; expuestos al medio desde edades muy tempranas sus colores, luces, formas, palabras, sonidos y movimientos percibidos, contribuyen a su estimulación y son parte de la educación cultural del niño. Así se inicia un aprendizaje de la cultura audiovisual característica de nuestra época, en la que la programación televisiva, está formando nuevas generaciones de receptores. 
A través del niño ante la televisión, a través de su adicción al esquema narrativo dominante, la televisión destruye radicalmente toda posibilidad de reproducción de la vieja cultura infantil, a la vez que destruye la capacidad misma de mantener un espacio infantil autónomo, desde el cual los niños puedan construir creadoramente cualquier otra cultura al margen de la cultura de consumo que el televisor les ha instalado. (Vázquez, Matilla, 1981). 
Es por esto que constituye una especial relevancia el significado que nos entregan los medios de comunicación en nuestra construcción de realidad social; puesto que los niños plasman en sus dibujos lo que ven de en su entorno, en la realidad. Los medios de comunicación como instituciones legitimadas tienen un alto grado de credibilidad, producen significados que se graban poderosamente en la conciencia (sobre todo en los niños) y se constituyen como conocimiento que se reafirma en todo el simbolismo cultural, somos lo que vemos. Reflejado en expresiones de todo tipo, como los son los dibujos de cada niño. 
“Los dibujos de un niño son un diario de vida abierto a quien lo pueda leer…” (Antezana, 2003). 
Por otro lado el valor psicológico de los dibujos reside no sólo en el hecho de que es una actividad espontánea, sino también en que en dicha actividad entran en juego tanto características aptitudinales e intelectuales del sujeto como aspectos vivenciales y afectivos. La utilización del dibujo como medio para la evaluación de la conducta infantil, hay que señalar que es relativamente reciente; los primeros intentos no van más allá de principios de siglo, no obstante, desde hace varias décadas, la psicología infantil ha considerado el dibujo libre como elemento de diagnóstico psicológico, utilizándolo no sólo en el campo escolar sino también en el campo de la clínica. En conclusión no cabe duda que el dibujo infantil como herramienta de estudio es muy importante y valioso. La cantidad de información que nos entrega y las múltiples posibilidades de análisis hacen de él el soporte ideal para trabajar y conocer el mundo interno y externo del niño (actitudes, intereses, aptitudes, aprendizajes, relaciones, hábitos, deseos, o estados de ánimo. etc.) que como bien sabemos es afectado, tanto por factores biológicos, sociales y culturales que determinan la forma y el fondo de su discurso al momento de dibujar algo. 
Si bien se hace necesario seguir investigando en torno a este tema, no debemos olvidar que el dibujo infantil, como medio de comunicación, tiene un riqueza invaluable y que entrega más información significativa que va más allá de su uso en los tradicionales análisis pedagógicos y psicológicos. 
Un tema importante respecto a esto y que debemos tener muy presente es que debido a los avances tecnológicos y a la presencia cada más fuerte de los medios de comunicación en nuestra vida cotidiana hace que no sólo los niños miren, interactúen y construyan su vida en torno a lo que ven, leen o escuchan. Este nuevo escenario nos indica que debemos poner más atención a estas situaciones y que en vez de denostarlas, debemos saber encaminarlas para que el niño las convierta en un modo de aprendizaje que le sirva para adquirir nuevas competencias y destrezas que le ayuden a construir su mundo. 

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BIBLIOGRAFÍA
  1. Alonso, M; Vázquez, M y Matilla, L. (1981). Los teleniños. Barcelona. Editorial Laia. 
  2. Antezana Barrios, L. (2001). “Dibujo Infantil: Una Escritura del Cuerpo”. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Sociales. Santiago, Chile: Tesis de Magíster dirigida por el Dr. Rafael del Villar en el año 2001. Inédita. 
  3. Baghban, Marcia. (2007). Scribbles, labels, and stories: The role of drawing in the development of writing. Young Children, 62(1), 20-26. 
  4. Jiménez, Y.C., Mancinas, Ch. R. (2008). Semiótica del dibujo infantil: una aproximación latinoamericana sobre la influencia de la televisión en los niños: casos de estudios en ciudades de Chile, El Salvador y México. Universidad autónoma de baja California. 
  5. Lowenfeld V. (1975). Desarrollo de la capacidad creadora. Buenos Aires: kapeluz.  Owocki, Gretchen, & Goodman, Yetta. (2002). Kidwatching: Documenting children's literacy development. Portsmouth, NH: Heinemann. 
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  7. http://es.scribd.com/doc/15997925/Eco-Umberto-Tratado-de-Semiotica-General 
  8. http://www.upv.es/laboluz/leer/books/eco_estructura_ausente.pdf http://books.google.cl/books?id=ZwWGoJZpZIEC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false
  9. http://www.psicodiagnosis.es/areaespecializada/instrumentosdeevaluacion/eldibujoinfantilysusignificadopsicologico/index.php 
  10. http://www.comunicainfancia.cl/wp-content/uploads/2012/09/dibujoytv.pdf 
  11. http://www.dirayaexpresion.es/documentos/semiologia.pdf familiasenruta.com/crianza-viajera/un-viaje-por-el-mundo-que-revoluciono-la-vision-del-dibujo-infantil/
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