Escrito por: Jennifer Santander Aguilar. Universidad del Bío-Bío, Chile.
La igualdad animal puede sonar ridícula para aquellos sobrevalorizadores de lo humano, pero lo cierto es que en tiempos más antiguos, hablar de igualdad de raza e igualdad de sexos también lo era, la gente solía escandalizarse al pensar que los negros podían tener los mismos derechos que los blancos y los hombres solían burlarse al intentar considerar a la mujer como un igual ante la naturalización de la "superioridad" masculina, hoy en día existe la idea incuestionable y naturalizada de que los animales están para servirnos, lo cierto es que esta idea al igual que las ideas racistas y sexistas están basadas en prejuicios arbitrarios asociados a la ignorancia que poco y nada tienen que ver con argumentos racionales, tanto el sexismo ( infravaloración de los intereses de un individuo basada en la pertenencia a un sexo determinado) el racismo ( infravaloración de los intereses de un individuo basada en la pertenecía a una raza o etnia determinada) y especismo (la infravaloración de los intereses de quienes no pertenecen a la especie animal Homo sapiens y este ultimo termino acuñado en 1970 por el psicólogo Richard D. Ryder para denominar esta discriminación arbitraria en función de la especie, que tiene sus orígenes en el antropocentrismo moral), tienen en común la idea de que la diferencia justifica la discriminación moral arbitraria. Todas contienen en sus formas el mismo principio.
Ahora, ¿por qué deberíamos ampliar nuestro círculo ético y moral a los demás animales? A continuación esbozaré una serie de argumentos a los cuestionamientos frecuentes del pensamiento antropocéntrico-especista.
A menudo se suele argumentar que lo que nos diferencia como especie es nuestra capacidad mental superior, idea que nos refuerzan desde pequeños para diferenciarnos del resto de los animales, si bien es cierto que los humanos como especie tienen una capacidad intelectual mayor al resto de los animales, esta no debería ser una causante de ser reducido a favor de los intereses de otro, ya que dentro de nuestra misma especie existen humanos con menos dotes mentales.
Los bebes no hablan hasta tener una cantidad de años considerable y no por eso consideramos la idea de someterlos a nuestros caprichos, se les siguen otorgando ciertas características que los hacen dignos de ser considerados, pero ¿cuales son estas características por qué los respetamos y cuidamos de ellos? La cuestión es simple, porque pueden sentir. Este es el principio moral por el cual no dañamos a nuestros pares humanos, ahora debería surgir la siguiente pregunta, ¿los animales pueden sentir?,¿ tienen intereses como los humanos? La respuesta es sí, los animales sienten porque tienen cerebros, empíricamente esta demostrado que sienten dolor, miedo, tristeza, angustia, alegría, incluso el hecho de que no puedan pensar las situaciones como nosotros, los hace más susceptibles de vivir situaciones angustiantes al poseer una menor comprensión de las cosas.